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Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe
La parroquia de Sta. María de Guadalupe data del siglo XVIII; fue erigida el 22 de febrero de 1803, y su primer párroco fue D. José María Jerónimo Arzac. Luego de su destrucción en 1820, la reconstrucción del templo quedó a cargo del Sr. Cura Felipe Romero en 1828, culminándose ésta en 1873 bajo la dirección del Sr. Cura Hermosillo. La bendición del recinto ocurrió el 5 de noviembre de 1893 por el Exmo. Sr. Atenógenes Silva, Obispo de Colima.
Los continuos acontecimientos telúricos han modificado notablemente su arquitectura original, la cual se ha identificado con el estilo ecléctico; sin embargo, también cuenta con algunos detalles del estilo art-decó y otros de más reciente inclusión cuyos estilos vanguardistas o internacionales se han adaptado perfectamente al diseño general.
La portada principal de la parroquia, que mira hacia el sur, es totalmente simétrica. Dos torres-campanarios se yerguen en los costados y custodian la parte central donde se encuentra el ingreso hacia el interior, mismo que es rematado con una bella espadaña donde se alberga al reloj público.
En la parte central de su fachada se localiza un pequeño vano que ilumina el interior del coro, y éste es acordonado por un par de volutas que le ofrecen una peculiar característica al recinto religioso. En sí, toda esta portada figura un gran manto mariano que protege los corazones de los habitantes que, desde hace 234 años, honran anualmente a Santa María de Guadalupe.
Así mismo, al interior de la parroquia se deja apreciar una perfecta ejecución del orden dórico, cornisamentos magníficamente delineados con alcachofas vaciadas a mano, un rico plafón donde sobresalen sus medallones, capiteles y demás molduras talladas, y pilastras lisas. El altar mayor, primoroso, se compone de una mesa amplia y bien moldeada y una grada amplia que de allí arranca y se sirve de base para sostener un juego de columnas coronadas por sus capiteles. Encima de estos, su arquitrabe con friso y cornisas tiene a su centro un ático tallado y cuajado de ornamentación delicada y fina. El orden arquitectónico del ático es corintio puro, y se rompe al centro para dar cabida a una gran repisa o ménsula en la que descansa un marco que abraza la pintura de la Santísima Virgen, Nuestra Señora de Guadalupe, reina y patrona de esta iglesia. La pintura, que tiene el merito de la antigüedad, es de origen incierto, aunque se cree que fue traída por el fundador de este pueblo, el Gral. D. Miguel Pérez Ponce de León.